Taylor Swift está de moda. Recientemente, la cantante y compositora estadounidense ha lanzado su nuevo álbum bajo el título “Midnights”, un disco en el que explica en 13 canciones las 13 razones por las que alguna vez se ha quedado despierta hasta la medianoche. Ahora, Swift ha batido todos los récords siendo la única artista y mujer en ocupar los 10 puestos de la lista Billboard con sus canciones y siendo el disco más escuchado en 24 horas en diferentes plataformas musicales. Así pues, no hay duda de que álbum tras álbum se va superando y consiguiendo prácticamente lo imposible: mantenerse arriba siempre.
Pero el recorrido de “Miss Americana” va más allá. Todo el trabajo que conlleva estar en la cima tiene su estrategia detrás. Su branding llega a los consumidores de una manera totalmente eficaz. ¿Cómo? La cantante sabe lo importante que es crear lazos con sus oyentes, de manera que interactúa con ellos en RRSS y lo hace como si fuese una amiga más, además de organizar las Secret Sessions, en las que invita a un grupo de fans para que escuchen el álbum completo antes del lanzamiento, les prepara galletas, se hace fotos con ellos y les envía una copia del disco a sus casas. Esto, sin duda, fideliza aún más a su público y puede captar potenciales fans para que se sumen al carro “swiftie”.
Swift y los “easter eggs”
Como parte de su estrategia, en los días previos al lanzamiento de “Midnights”, Swift realizó un total de 13 vídeos en TikTok titulados “Midnight Mayheams with Me” en los que anunciaba el nombre de las distintas canciones del álbum mediante una suerte de bingo del que extraía pelotas de ping pong numeradas. Una vez extraía la bola, la cantante descolgaba un teléfono rojo y revelaba el título de la pista que correspondía al número en el álbum.
Gracias a esta serie de vídeos en la red social preferida de los jóvenes, los “swifties” empezaron a indagar en las posibles pistas de los clips para los distintos “easter eggs” de las canciones.
Taylor sostuvo el teléfono rojo que utilizaba para anunciar los títulos boca abajo en el segundo y sexto episodio. Y lo descolgó con la mano izquierda durante todos los episodios, excepto en dos, el séptimo y el décimo.
A partir de aquí, miles de vídeos de fans con distintas teorías recorrieron la red social mencionando a Taylor Swift: algunos decían que las pistas 2 y 6 tendrían una colaboración con otro cantante, o que las canciones 7 y 10 contarían con un videoclip. Incluso algunos fans aprendieron código Morse para intentar descifrar los vídeos de la cantante.
Por otro lado, algunos fans destacaron que uno de los títulos del nuevo álbum, “Karma”, ya se anunció en el videoclip de “The Man”, que se estrenó el 27 de febrero de 2020. Un ejemplo perfecto de la utilidad de planificar estrategias de comunicación con cierta antelación.
Gestión de crisis en Redes Sociales: “Reputation”
No obstante, el camino de Swift no ha sido todo de color de rosa. En 2009, el también cantante Kanye West le arrebató el micrófono en la entrega de premios de los MTV VMA de 2009 para decirle al mundo entero que Swift no merecía el premio que acababa de ganar. Desde entonces, la trayectoria de Swift cambió para siempre y fue en 2016 cuando todo terminó de explotar: West publicó una canción titulada “Famous” en la que insultaba a la artista en una de sus líneas. Tras esto, la opinión pública se volvió en contra de West, aunque él aseguró que pidió permiso a la cantante por teléfono antes de sacar a la luz la canción. Meses más tarde, Kim Kardashian (mujer de West en ese momento) publicó un vídeo en sus RRSS en el que aparecía la conversación telefónica entre Taylor y Kanye que confirmaba la versión de su marido, aunque la cantante alegó que las imágenes estaban manipuladas y pidió ser excluida de dicha narrativa. La opinión pública se volvió entonces en contra de Swift y un ejército de fans de West y del clan Kardashian llenó las RRSS de Taylor de mensajes de odio, junto a la palabra “Snake” (víbora).
Swift cerró sus RRSS debido al acoso. La crisis reputacional que le causó esta situación hizo que la cantante decidiera desaparecer del foco público y de las redes durante un año.
Sin embargo, el 21 de agosto de 2017, Swift publicó un vídeo en el que aparecía una imagen: la cola de una serpiente.
El renacer de Swift acababa de empezar. Su siguiente álbum, “Reputation”, giraría en torno a su imagen pública y cómo se rehízo de esta crisis. Y lo hizo abrazando aquello de lo que la habían acusado: Taylor Swift utilizó imágenes de serpientes en sus videoclips, videos promocionales, accesorios e incluso en todo el atrezzo del Reputation Stadium Tour, con imágenes de víboras gigantes. Hizo suyas las serpientes, de modo que utilizó esta imagen a su favor para dar simbolismo a su disco. Sin duda, un ejemplo muy inteligente de cómo gestionar una crisis y sacar el máximo provecho de ella.
Este es solo un ejemplo de lo que debemos aprender del recorrido de Swift: una montaña llena de éxitos y ella coronando la cima. Pero es indagando en lo profundo de la montaña cuando encontramos las piedras preciosas, pequeñas muestras del poder del marketing que, sin duda, ejercen un papel innegable en su llegada a lo más alto.
